Una nueva mañana de verano me brindó la oportunidad perfecta para un paseo fotográfico por el barrio de Consolación. Las temperaturas suaves invitan a cruzar la vereda y capturar la esencia del día.
Sigue siendo un proyecto abierto, sigue siendo un desahogo, una consolación, en estas fechas, dos paso, tres pasos, también suponen una conexión con algo que está latente, que espera, y que no se si se acabará o verá la luz. Consolación es el proyecto de calle, de barrio y más personal, que lleva acompañándome desde la pandemia hasta (de momento) estos veraniegos y cansinos días de «vacaciones».