Llevo dos días reflexionando sobre las noticias de subidas radicales en los precios del café de especialidad, y reconozco que me inquieta. Descubrí esta pasión hace poco, y ya estoy empezando a disfrutar de las complejidades que cada taza puede ofrecer. La tentación me persigue, especialmente con propuestas como la de Cafeshi para diciembre: variedades únicas como el Excelsa de India, procesado anaeróbicamente, con notas de eucalipto y pera, o la rara Papayo de Colombia, con su historia de mutación genética y cerezas de color naranja.

Este tipo de suscripciones me permiten explorar este universo, pero me pregunto si podrán seguir siendo accesibles si los precios se disparan. Es un dilema que pone a prueba mi amor por este mundo tan exquisito y diverso.