Wang Fuchun retrató, con una cámara y miles de kilómetros, el alma colectiva de China en tránsito.
Hay libros que son ventanas. Algunos incluso son vagones enteros: avanzan, crujen, miran al mundo desde sus ventanillas. Chinese on the Train, del fotógrafo Wang Fuchun, es uno de esos raros objetos que capturan una época sin pretenderlo, simplemente mirando de cerca. Publicado en 2001 y hoy convertido en joya de coleccionista, este volumen reúne más de 10.000 fotografías tomadas durante décadas de viajes en tren por todo el territorio chino. Un archivo humano y visual que huele a metal, vapor y sopa instantánea.
Wang, ex maquinista reconvertido en cronista visual, dedicó su vida a retratar a los pasajeros de los ferrocarriles chinos: campesinos dormidos, niños que asoman la nariz por la ventana, parejas que se abrazan en compartimentos estrechos, vendedores ambulantes, risas, juegos, silencios. En blanco y negro —porque lo esencial nunca necesita color—, su cámara capta con respeto y ternura lo que otros habrían pasado por alto. No hay artificio, solo verdad cotidiana.







La edición que hoy se encuentra en Setanta Books es de esas que harían suspirar a cualquier amante de los fotolibros: primera edición, firmada por el autor, editada por la Heilongjiang Art Publishing House. No sorprende que esté en la lista de deseos de más de uno. Porque más allá del fetichismo bibliográfico, este libro es una lección de empatía y mirada. Una de esas obras que nos recuerdan que la fotografía, cuando es honesta, viaja más lejos que cualquier tren.
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#rarebookwednesdays Chinese on the train by Wang Fuchun
Publicado en rauldiaz.es · Estrategia, mirada y emoción para comunicar mejor.
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